5 Falsos Mitos sobre la Meditación
1. “La meditación es sólo para quienes siguen un camino espiritual”
Afortunadamente para los demás, no es así. Es cierto que las distintas tradiciones espirituales se han valido de diversas técnicas de meditación y contemplación para alcanzar fines espirituales, pero no tienen la exclusividad. De hecho, millones de personas en el mundo meditan sin pertenecer a ninguna religión. Para meditar sólo hay que tener ganas de estar mejor, más tranquilo y sereno, más presente en las actividades cotidianas; y tal vez conocerse un poquito más. Todo el mundo puede beneficiarse de esta poderosa herramienta, y de hecho quienes más lo necesitan no son aquellos que están retirados del mundo, sino precisamente los que estamos totalmente inmersos en él, con altos niveles de estrés y descentramiento producidos por una acumulación y encadenamiento de tareas y quehaceres, compromisos y obligaciones; y dirigiendo la orquesta una mente charlatana y egocéntrica que o bien no nos deja concentrarnos con su parloteo incesante o no nos permite descansar.
2. “Meditar requiere mucho tiempo”
Mucha gente cree que para meditar hay que sentarse durante mucho tiempo, una hora al menos, y que si no es así no logrará ningún beneficio, ni siquiera estará “meditando”. Apenas 15 o 20 minutos de nuestro tiempo es suficiente para tener una práctica adecuada, y otra cosa importante es que desde el principio nuestro cuerpo y nuestra mente se beneficiarán de esta deliciosa práctica. Puedes finar un momento del día para meditar, o puedes aprovechar huecos muertos, tiempos de espera. Meditar no requiere mucho tiempo, pero sí constancia y compromiso con uno mismo. Si no puedes hacerlo a diario, medita al menos 3 o 4 días en semana. Eso siempre será mucho mejor que nada.
3. ”Para meditar haya que permanecer inmóvil en la postura del loto”
Para hacer una meditación formal, sí es conveniente estar sentado y con la espalda recta, pero no necesariamente tiene que ser en loto, cada uno deberá encontrar la postura en la que se encuentre más cómodo, incluso puedes sentarte en un taburete o una silla, siempre manteniendo la espalda erguida. Aquellas personas enfermas o convalecientes que tienen que estar en cama, también pueden meditar así. Además hay otros tipos de meditación en movimiento o meditaciones activas, se puede meditar caminando, bailando, cocinando, pintando, haciendo el amor. Cualquier acto, puede ser un acto meditativo, se trata de cultivar la actitud adecuada de silencio y observación atenta.
4. ”Meditar es reflexionar sobre un asunto o problema concreto”
Aunque este sea aproximadamente el significado que podemos encontrar en el diccionario, no lo es en el sentido de la práctica a la que nos referimos. Cuando meditamos tratamos de observar los pensamientos sin dejarnos arrastrar por ellos. Sería algo así como ver una película, la ves pero no estás dentro.
5. ”Meditar es dejar la mente en blanco”
Tampoco se trata de eso, ni de parar los pensamientos. Pero sí de ralentizar su ritmo, y lo que es más importante, ser consciente de que los pensamientos están ahí, que vienen y van, observarlos, y dejar que se vayan. Si tratas de no pensar, te vas a sentir muy frustrado, porque es, yo diría que imposible. Sin embargo, siéntate en silencio, y observa tu respiración como si fuese lo más importante del mundo, el futuro no existe, y el pasado tampoco, sólo importa tu respiración, es lo que te mantiene vivo, de modo que atiéndela y siente el aire entrando y saliendo de tu cuerpo.
Aparecerán pensamientos, muchos, pero si no les haces mucho caso, si no te dejas llevar por ellos y vuelves a la respiración, los pensamientos perderán peso e importancia y terminarán yéndose. Vendrán otros, y la mecánica será la misma. Trata de regresar la atención a la respiración, al presente, al famoso aquí y ahora. Eso es meditar. Desde el minuto 1 en que te sientas a meditar estás meditando.
Fuente: El Pais
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